Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.

En esta bienaventuranza, Jesucristo se refiere a quienes han desarrollado una formación espiritual siendo limpios de corazón y espíritu, sufriendo por sus pecados, predicando la mansedumbre, la misericordia y la paz con hambre y sed de justicia, sufrirán de la persecución como consecuencia de ser hijos de Dios.

Debemos recordar que vivimos en un mundo que se vende al pecado, y cuando nuestras palabras o acciones exponen la maldad o la mentira de los demás, es causa de irritación en la sociedad, ya que hay un sentimiento de intimidación que trata de apartar la justicia de Dios.

Aquellos que han proclamado la justicia de Jesucristo han encontrado un choque con el mundo, y han terminado siendo perseguidos física o verbalmente.

¿A qué se refiere la justicia por la que son perseguidos los bienaventurados?

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia de Dios, porque ellos han aguantado la persecución y han resistido la difamación con gozo por  la fe en él.

La justicia referida en esta bienaventuranza que causa persecución tiene un sentido bíblico de piedad y fortaleza, siendo el resultado de la gracia del Espíritu Santo en nuestro interior.

Existen tres razones por la que esta justicia es una bendición divina:

  1. Ser perseguido es indicativo que se transita por el camino correcto abrazado a Dios.
  2. El perseguido sentirá la compañía de Jesucristo en sus acciones.
  3. El premio para el perseguido por sus actos será glorioso, por ello, bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

Dios llamó a los cristianos para que a pesar de lo que sucediera por su fe, esperaran la prueba consumada y perfecta de su don: bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.


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